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El gallo de oro: la historia menos conocida de Juan Rulfo

El famoso escritor mexicano Juan Rulfo es reconocido por su gran novela Pedro Páramo (1955) y la antología de cuentos El llano en llamas (1953). Considerado precursor del realismo mágico, su narrativa se caracteriza por un movimiento pendular: de lo descarnado de la violencia cotidiana hacia lo sublime de la vida y la muerte, de un lenguaje coloquial hacia un juego literario con los narradores que le ha valido su distinguible estilo. Sin embargo, si es conocido por algo este escritor es por su hondo silencio; luego de Pedro Páramo, no volvió a publicar novela ni cuento alguno, y se dedicó de lleno a su investigación antropológica[1]. Al menos, esto se ha pensado por muchos años, porque la realidad es que Juan Rulfo escribió El gallo de oro entre 1956 y 1959.


El argumento de la obra es el siguiente:

Dionisio Pinzón vive sumido en una profunda pobreza y trabaja como pregonero en el pueblo San Miguel de Milagro, cuidando de su madre enferma. En una de las ferias en las cuales trabaja, salva de la muerte a un gallo dorado. Al poco tiempo fallece su madre y Dionisio jura nunca volver a sufrir pobreza, para poder volver y enterrarla dignamente. El gallo dorado cambia la fortuna de Dionisio y se convierte en un gallero exitoso. Conoce a Lorenzo Benavides y Bernarda Cutiño, y entre los tres se teje una historia basada en pérdidas, ganancias y suerte. A pesar de que muere el gallo dorado, Dionisio se reencuentra con Bernarda, quien pasa de ser la compañera de Lorenzo a ser madre de la hija de Dionisio. Éste goza de tanta suerte gracias a Bernarda que gana la casa de juegos de Benavides. Dionisio recluye a Bernarda en la casa, privándola de su anterior vida en los palenques, para que cumpla el rol de su piedra-imán. Ambos sufren un destino trágico, y su hija, ahora huérfana, retoma la profesión de su madre como cantante en las ferias.


¿Qué particularidades guarda este texto? ¿Por qué no ha sido igual de reconocido que su narrativa anterior? ¿Puede considerarse una novela o un guion?

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaínonota nace en Apulco el 16 de mayo de 1917. Escritor, guionista y fotógrafo mexicano, perteneciente a la Generación del 52, es considerado uno de los escritores hispanoamericanos más influyentes del siglo XX.​ Pedro Páramo ha sido su novela más reconocida por el tratamiento de la voz narradora, desplazándose de un personaje al otro, de manera que se gesta una atmósfera de ultratumba, como si los murmullos de la tierra nos contaran sus historias.

Y aunque no había niños jugando, ni palomas, ni tejados azules, sentí que el pueblo vivía. Y que si yo escuchaba solamente el silencio, era porque aún no estaba acostumbrado al silencio; tal vez porque mi cabeza venía llena de ruidos y de voces.
De voces, sí. Y aquí, donde el aire era escaso, se oían mejor. Se quedaban dentro de uno, pesadas. Me acordé de lo que me había dicho mi madre: “Allá me oirás mejor. Estaré más cerca de ti. Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz.”[2]

Este tratamiento literario de la voz narradora inicia desde sus primeros cuentos reunidos en El llano en llamas, como también ciertos tópicos típicos de su literatura: la soledad, la violencia, la carencia, la inclemencia de la naturaleza, entre otros. Rulfo nos relata un mundo cruel y descarnado vivenciado desde la más tierna infancia en “Macario” y “Es que somos tan pobres”, de enfrentamientos entre bandas políticas orientadas por la corrupción y la avaricia en “¡Viva Petronilo Flores!”, sin clemencia ni siquiera dentro del seno familiar, hijos que enfrentan a sus padres y padres que odian a sus hijos, tales como en “No oyes ladrar los perros” y “La herencia de Matilde Arcángel”. No obstante, un halo mágico cubre estas vivencias, en la mistificación de los espacios, los estrechos vínculos entre los vivos y los muertos, y la videncia sobrenatural de las mujeres, en una visión del mundo primigenia e indígena, religiosa y escéptica a la vez.

A diferencia de sus cuentos y novela, El gallo de oro es un texto escrito por Rulfo con la finalidad de ser llevado a la pantalla grande. El 10 de octubre de 1956, Sergio Kogan anuncia la escritura de El gallo dorado. Años atrás, Sergio Kogan había sido productor de La escondida, una de las películas más costosas del cine mexicano de aquella época y en la que Juan Rulfo estuvo presente en los rodajes. El 24 de octubre de 1956 un comentarista profundiza acerca de la información de este anuncio, y señala que el título en realidad es El gallo de oro y que su director será Roberto Gavaldón, una de las figuras más reconocidas del cine mexicano de los ’50 y ’60. Finalmente, en 1964 se estrena la película, que lleva el mismo nombre, con un guion readaptado por los reconocidos escritores Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. En 1986 se publica el script en El gallo de oro y otros textos para cine con una presentación escrita por Jorge Ayala Blanco, quien considera a este texto como una primicia de la carrera artística de Rulfo con respecto a sus vínculos con el cine.

Sin embargo, la crítica literaria de los últimos años ha retomado El gallo de oro y lo ha valorizado como un texto literario, dándole el estatuto de novela y no de script. En 2005 la Fundación Juan Rulfo publica el texto junto con un artículo crítico de Juan Carlos González Boixo, titulado “Valoración literaria de la novela El gallo de oro”. Los argumentos que presenta el investigador para considerar a este texto como una novela son los siguientes. En primer lugar, el texto finalizado es registrado por Rulfo en 1959 como una novela, con la aclaración de que no se publicó por haberse utilizado como argumento para la película del mismo nombre. Luego retoma un documento escrito por Rulfo en 1968, publicado por el investigador Alberto Vital en Noticias sobre Juan Rulfo (2004), en el cual Rulfo dice lo siguiente:

Otra novela, El gallo de oro, escrita años más tarde, no fue publicada, pues antes de que pasara a la imprenta un productor cinematográfico se interesó en ella, desglosándola para adaptarla al cine. Dicha obra, al igual que las anteriores, no estaba escrita con esa finalidad. En resumen, no regresó a mis manos sino como script y ya no me fue fácil reconstruirla.

En un inicio, Rulfo no pretendía que este texto fuera un guion, sino que tenía como finalidad escribir una novela. Asimismo, cita la conversación que tuvo el crítico literario Luis Leal con Rulfo en 1962, en la cual le comunicó:

Esa novela (El gallero, no El gallo de oro) la terminé, pero no la publiqué porque me pidieron un script cinematográfico y como la obra tenía muchos elementos folklóricos, creí que se prestaría para hacerla película. Yo mismo hice el script. Sin embargo, cuando lo presenté me dijeron que tenía mucho material que no podía usarse… El material artístico de la obra lo destruí. Ahora me es casi imposible rehacerla.

Quedará entonces la duda de si acaso otra versión de El gallo de oro, que pretendía titularse El gallero, jamás fue dada a conocer. Sin embargo, con el material que se ha publicado, Juan Carlos González Boixo considera que puede valorarse literariamente y considerarse una novela como tal. Establece determinados enlaces con la obra anterior de Rulfo que comprueban la calidad de este texto. Uno de estos elementos es la referencia al denominado “mundo rural” propio de Rulfo. Otro es el pasaje abrupto de la miseria hacia la fortuna, y cómo eso despierta la ambición en Dionisio y sus deseos de vengarse del pueblo que se burlaba de él y de su madre. Asimismo, la fortuna casi mágica asociada al gallo y Bernarda está en relación con el ambiente magicorrealista de sus obras.

Si bien el script fue escrito con el supuesto fin de ser llevado al cine, la versión dirigida por Roberto Gavaldón tiene varias diferencias. El argumento no es el mismo, y muchos elementos se han suprimido, entre ellos, el cambio abrupto en la ambición de Dionisio, la idea de vengarse de su pueblo y el aura mágica del gallo y Bernarda. Tal como señala Douglas Weatherford en su artículo “Texto para cine: El gallo de oro en la producción artística de Juan Rulfo”, se ha criticado duramente esta película por no reproducir el mundo rulfiano y ser más bien un “melodrama ranchero”. Por otra parte, la película adaptada por el director Arturo Ripstein y la guionista Alicia Paz Garciadiego en 1986 titulada El imperio de la fortuna, muy esperada por Juan Rulfo, pero que lamentablemente no llegó a verla porque fallece ese mismo año meses antes de su estreno, retoma significativamente elementos de la literatura de Rulfo, tales como la violencia, los conflictivos vínculos entre padres e hijos y la concepción casi mágica del gallo y de Bernarda, sumándole elementos propios de su cine tan tétrico y oscuro.

Fuera un script o una novela, El gallo de oro es un texto que demuestra una vez más la gran escritura de Juan Rulfo y el despliegue de su arte tanto en la literatura como en la fotografía y el cine.


 

Bibliografía

Ayala Blanco, Jorge. “Presentación”. El gallo de oro y otros textos para cine. México: Ediciones Era, 1986.

González Boixo, Juan Carlos. “El gallo de oro y otros textos marginados de Juan Rulfo”. Revista Iberoamericana, LII. (1986): 489–505.

---. “El gallo de oro de Juan Rulfo y la versión cinematográfica de Roberto Gavaldón”. Monteagudo. N.º 22 (2017): 29-43.

Rulfo, Juan. El gallo de oro. México: Editorial RM & Fundación Juan Rulfo, 2005.

---. Pedro Páramo, El llano en llama y otros textos. Buenos Aires: Planeta, 1998.

Weatherford, Douglas. “«Texto para cine»: El gallo de oro en la producción artística de Juan Rulfo”. El gallo de oro. Ciudad de México: RM, 2010, 25-54.

[1] https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20170514/silencio-juan-rulfo-centenario-6038153 [2] Rulfo, Juan. Pedro Páramo, El llano en llama y otros textos. Buenos Aires: Planeta, 1998, p. 11.

 

¡Hasta el próximo artículo!

Fátima Abigail Argüello

Profesora Universitaria de Ed. Superior en Lengua y Literatura

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