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Libertad en el Conurbano.

Enero 27, 2022.

"¡Oíd, mortales, el grito sagrado! ¡Libertad, libertad, libertad!"

Mi garganta se llena de emoción cuando entono estos versos de nuestro himno Nacional. Desde chico los canto y han quedado grabadas a fuego en mi corazón.

La libertad es algo que añoro desde pequeño. No porque haya sido una persona a la que han tratado de limitar todo el tiempo. Todo lo contrario. Mis padres siempre me han criado con la premisa de ser libre. Debe ser porque la necesidad de huir de la guerra que tuvieron mis abuelos fue algo que los marcó. Tal vez sea porque ninguno de ellos tuvo alguna vez un jefe. Vaya uno a saber. Lo cierto es que la libertad siempre estuvo presente en casa. Podíamos hacer lo que quisiéramos porque, en verdad, a nadie le importaba lo que estábamos haciendo.

El contexto en el que habito desde que nací también es un factor determinante en mi pasión por la libertad. Vivir en el conurbano bonaerense es vivir en libertad. Todos los que aquí residimos, somos seres libres que vivimos intensamente nuestra liberta, y quiero compartir con ustedes algunos pocos ejemplos para que vean cuán libre se vive en el conurbano bonaerense.

Un actor fundamental para nuestra vida social y económica es el Estado. El Estado es el ejemplo de la libertad absoluta. Hace y deshace como se le canta sin que nadie le ponga un límite. Es hermoso ver los camiones de mantenimientos de espacios verdes transportando diez o doce trabajadores en sus cajas volcadoras. Pienso en la libertad que sienten ellos cuando el viento helado del invierno les da en la cara mientras se dirigen a limpiar nuestras calles. Cuando llegan a destino, no tienen la obligación de utilizar herramientas adecuadas ni vestimentas de seguridad. Ellos pueden manipular los residuos y las herramientas como quieran. Nadie los vigila. El Estado les da la libertad de hacer lo que quieran y como quieran su trabajo.

Pero no solo gozan el beneficio de la libertad los trabajadores estatales de mantenimiento de espacios verdes. Hay muchos otros trabajadores estatales que, dependiendo de las directivas que reciban -y utilizando las herramientas de trabajo que el mismo estado les provee- son "emprendedores" (monotributistas). El otro día escuché comentar a uno de ellos: "es un placer facturarle todos los meses al estado. Es un detalle menor no gozar de estabilidad laboral, vacaciones pagas y aguinaldo porque no hay nada como disfrutar de la libertad que te da ser un monotributista para el Estado." Otro actor fundamental para la vida social y económica del conurbano son las empresas. Están las grandes, las medianas y las pequeñas. En el conurbano hay para todos los gustos, y todas gozan de Libertad para realizar su actividad económica. La factura o ticket fiscal no es algo necesario en las transacciones económica. De hecho, si pedís una factura o ticket sos catalogado como un buchón. Es lógico. Nadie tiene derecho a meterse en tu empresa. Menos el gobierno. No tiene derecho a enterarse cuánto vendés. Esto atentaría contra la libertad y, en el conurbano, todos somos libres. Además, si querés hacer un reclamo o un cambio, sólo hace falta que vayas con la bolsita de lunes a jueves. Los viernes y y fines de semana, respetamos a los comerciantes que sólo tienen que preocuparse por vender.

En el comercio hay otras libertades. Por ejemplo, si uno tiene un comercio en el conurbano, puede hacer lo quiera en el espacio público. Las verdulerías pueden ocupar las veredas con los cajones como quieran. Si tu comercio es gastronómico podés poner mesas en la vereda y nadie te va a decir nada. También, si necesitás cargar o descargar, podés reservar el lugar para estacionar en la calle con un par de cajones. Y si la vereda es ancha el comerciante puede estacionar el auto sobre la misma. Nadie te va a decir nada porque en el conurbano sos libre. Los comerciantes del conurbano gozan de la misma libertad que goza el estado de contratar empleados monotributistas. También los contratan en negro. La libertad para la contratación es plena. Total, si el empleado no acepta las reglas, puede ir a buscar otro trabajo porque es libre. El último actor fundamental para la vida social y económica del conurbano son las familias. Hay quiénes sostienen que son la base de la economía, porque de ellas salen quiénes dirigen las empresas y el estado. Y es lógico que ellas vivan libremente en el conurbano. Hay familias que eligen vivir libremente en barrios cerrados. Libremente acatan las normas de convivencia dentro del barrio. Y cuando salen del barrio, libremente deciden no acatar todas las que hay en el conurbano. Este es el caso, por ejemplo, de las familias que no superan los 20 km/h dentro del barrio porque puede haber niños jugando pero que van a más de 40 km/h en una calle cualquiera del conurbano.

Muchas familias del conurbano tienen que trabajar más de diez horas fuera de su casa. Es por eso que no pueden hacerse cargo de las tareas de higiene y mantenimiento del hogar. Para este problema, el conurbano facilita una solución excelente -excelente porque, sobre todo, se basa en la libertad-: si uno vive en el conurbano, libremente puede pedirle a una persona de recursos inferiores que vaya a ayudarlo a su casa con las tareas domésticas. Estas personas, conocidas como la "La Keli", realizan las tareas por un costo mínimo. Si no te gusta las podés echar. Tampoco hace falta que les hables bien o les des elementos de trabajo (acá no debería poner trabajo porque en teoría nos están ayudando) para su seguridad porque ellas se adaptan.

Lo último que me gustaría destacar en esta oportunidad acerca de la libertad de las familias en el conurbano es la libertad que tienen para destinar sus ingresos a los gastos que quieran hacer. Si una familia decide ahorrar en moneda extranjera libremente puede ir al mercado paralelo y comprar todos los dólares o euros que quiera, y pueda. También, si un bien aumenta su precio, las familias pueden (y suelen hacerlo) ir a comprar cuánto antes ese bien. "¿Usted dónde vive?" -Pregunta el periodista en la puerta del supermercado. "En el piso 13 del edificio que está en la avenida" -responde el hombre, que hizo dos horas de cola para conseguir el tan preciado y escaso bien. "¿Hay muchos mosquitos en su departamento?" - interroga el periodista. "No, en el año mato uno o dos a lo sumo. Pero hay que ser precavido. No sea cosa que me quede sin, cuando haya un mosquito. Y si vuelve a aumentar... jeje... te quiero ver eh..." -dice mientras llenan el baúl del auto con tabletas para matar mosquitos.

El conurbano es así. En el conurbano se respira Libertad. En el conurbano podés hacer lo que quieras porque nadie te va a decir nada. En el conurbano podés hacer lo que quieras porque a nadie le importa nada.

 

por Andrés Ibáñez.


Profesor Universitario en Contaduría

Contador Público


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