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"HISTORIA DE LOS ABUELOS QUE NO TUVE" de Ivan Jablonka.

El Zorzal, Buenos Aires, 2015.

Los lectores tienen ante sí uno de los dos libros publicados en español hasta el momento, de un historiador francés con una prolífera producción para sus 43 años, especialmente porque la publicación de sus libros comienza en 2004; entre sus trabajos se encuentran trece libros publicados en Francia[1] (nueve como autor, tres en coautoría, y uno bajo su dirección).

Ex alumno de la École Nórmale Supérieure [Escuela Normal Superior]; profesor de historia en la Universidad de París XIII (Sorbona); es el redactor en jefe de la revista La Vie des idées[2].

El libro que nos ocupa fue el primero que se ha publicado en nuestro país en español, y comienza con la siguiente afirmación: “Partí, como historiador, tras las huellas de los abuelos que no tuve”, para agregar que “Mates e Idesa Jablonka son tan parientes míos como absolutos desconocidos”, a quienes “se los llevaron las tragedias del siglo XX: el estalinismo, la Segunda Guerra Mundial, la destrucción del judaísmo europeo”[3]. El libro dará cuenta a lo largo de sus más de 350 páginas, del modo en que esas historias particulares pueden convertirse en testimonio de un proceso más amplio que la reconstrucción de la vida de sus protagonistas.

Uno de los primeros rasgos que vale la pena destacar del libro es su escritura, una prosa atrapante sin perder la erudición armonizan la cadencia escritural de un texto que se configura a la vez como un producto de alta divulgación sin perder el rigor académico[4], lo que lo lleva a colocar además, este caso, el cuerpo para exhumar el pasado de sus propios muertos[5].

El libro está articulado en nueve capítulos: “1. Juan Pequeño Manzano en su pueblo” (dado que su apellido, proveniente de Polonia, podría traducirse de ese modo[6]), aborda la historia del origen de sus abuelos Mates e Idesa y del shtetl [pequeña cuidad, aldea judía tradicional] donde habitan: Parczew; “2. Revolucionarios profesionales”, expone el compromiso político que fueron adquiriendo, vinculándose a través de la militancia con el comunismo, lo que implicaba “(…) una ruptura no solo con la legalidad sino con los valores familiares”[7]; “3. Un antisemitismo más ‘civilizado’”, explora las condiciones de Polonia que hicieron de la migración la mejor opción dado el creciente: “(…) antisemitismo popular y oficial, la crisis económica, la ausencia de perspectivas y, (…) la represión”[8], detalla asimismo las posibilidades reducidas por su compromiso político y, su encarcelamiento, que señalan a Francia como una buena opción (Idesa tiene familiares en el país) además de ser “la patria de la Revolución, de la Comuna (…)”[9]; “4. Los sin papeles judíos de mi familia”, plantea las enormes dificultades (incluidos los encarcelamientos que padece Mates en Francia) que no tanto por su condición de extranjeros sino de ilegales[10] atraviesan sus abuelos, precisamente porque con el correr de los años con posterioridad a su arribo las leyes internas se irán recrudeciendo, en tanto “xenofobia, miseria, vulnerabilidad [serán] la suerte de todos los inmigrantes”[11] y, a pesar de que “la legislación de los años treinta no [era] expresamente antisemita, hay un ‘Vichy antes de Vichy’, que fermenta en tiempos de la República”[12]; “5. Otoño de 1939: los extranjeros se alistan” muestra el alistamiento de Mates “(…) por convicción e interés, (…) porque necesita dinero (…), porque desea vivir en Francia con sus hijos, y sin duda también porque prefiere estar encerrado en un cuartel que en un campo de internación”[13], dada su condición de migrante es relegado a integrar la Legión Extranjera[14], los documentos analizados en los archivos muestran que la participación de los extranjeros es vista por los oficiales y, suboficiales franceses como meros oportunistas, que a pesar de su desempeño (el cual tardíamente es reconocido en los informes militares pero no en las políticas llevadas adelante por el gobierno de Vichy), “una vez cerrado el paréntesis de la guerra, los combatientes recobran su identidad innata: son judíos”[15]; “6. El dentista providencial”, describe las redes de solidaridad[16] que permiten a Idesa y Mates ocultarse luego de la desmovilización, trabajar en la clandestinidad (en el caso de Mates y criar a sus hijos en el caso de Idesa) durante los años del gobierno de Vichy, así como resguardar a sus hijos dejándolos dormir con unos vecinos[17]; “7. Un bloque de humanidad al desnudo” delinea –por tramos, de manera hipotética, otros con testimonios y, documentos disponibles- el arresto de Mates e Idesa el 25 de febrero de 1943, la vida en Drancy[18] y, la posterior deportación al campo de concentración[19]; “8. Al amparo de un cerco de tuyas” desarrolla el recorrido de las redes clandestinas que permitieron ubicar con los Courtoux, un matrimonio de jubilados (en la ciudad de Luitré, región de Bretaña) a Suzanne y Marcel (su tía y su padre), así como el modo en que el “Comité Amelot”[20] ubica, dando alojamiento a los hijos de los deportados e inmigrantes, en distintas regiones del interior del país sin dejar de monitorear a los niños y, aprovisionar a los tutores de lo necesario para mantenerlos[21]; “9. Del otro lado del mundo”, reconstruye la deportación de sus abuelos a Auschwitz, las condiciones de vida del campo de exterminio, la integración de Mates al Sonderkommando[22] y, las muertes posibles que pudieron haber tenido. El historiador reconstruye con una sagacidad admirable mediante analogías las lagunas documentales nutriéndose de testimonios (directos e indirectos tanto orales como escritos), indagando en archivos dispersos (ubicados en seis países, en tres continentes, en siete idiomas), por lo que tuvo que asociar “al trabajo un equipo de colegas y traductores del idish, hebreo, polaco, alemán, inglés y español”[23].

Quisiéramos finalizar con una reflexión del propio autor que condensa, con emotividad y precisión, la investigación que se materializó en el libro que nos ha ocupado: “No hay más que una única libertad, una única finitud, una única tragedia que hace del pasado nuestra mayor riqueza y la fuente de veneno en la cual se sumerge nuestro corazón. Hacer historia es prestar el oído a la palpitación del silencio, es intentar sustituir la angustia, intensa hasta el punto de bastarse a sí misma, por el respeto triste y dulce que inspira la humana condición”[24]. Restará al lector elegir escuchar los propios silencios de su historia, así como los narrados y, reconstruidos en este libro.


Prof. Miguel Ángel Occhoa

Profesor de Ciencias Sociales


 

REFERENCIAS.

[1] Les vérités inavouables de Jean Genet, Seuil, 2004; Âme sœur. Roman, La Volte, 2005 (bajo el heterónimo de Yvan Améry); Ni père ni mère. Histoire des enfants de l’Assistance publique (1874-1939), Seuil, 2006; Enfants en exil. Transfert de pupilles réunionnais en métropole (1963-1982), Seuil, 2007; Jeunesse oblige. Histoire des jeunes en France (XIXe-XXIe siècle), PUF, 2009 (con Ludivine Bantigny); Les enfants de la République. L’intégration des jeunes de 1789 à nos jours, Seuil, 2010; Histoire des grands-parents que je n’ai pas eus. Une enquête, Seuil, 2012; Nouvelles perspectives sur la Shoah, PUF, 2013 (con Annette Wieviorka); L’enfant-Shoah, PUF, 2014 (dir.); Le monde au XXIIe siècle. Utopies pour après-demain, PUF, 2014 (con Nicolas Delalande); L’histoire est une littérature contemporaine. Manifeste pour les sciences sociales, Seuil, 2014; Le corps des autres, Seuil, 2015; Laëtitia ou la fin des hommes, Seuil, 2016.

[2] La vida de las ideas, es una publicación que cuenta con más de cien colaboradores, provenientes de distintas disciplinas como filosofía, matemática, ciencias sociales, historia y sociología –entre otras-; con pertenencias institucionales y niveles de formación heterogéneos –desde estudiantes hasta post-doctores. Cuenta con tres secciones: Essais & débats [Ensayos y debates], Livres & études [Libros y estudios] y Dossiers, con notas que abarcan política, sociedad, economía, arte y literatura, aspectos internacionales, filosofía e historia. http://www.laviedesidees.fr

[3] Jablonka Ivan, Historia de los abuelos que no tuve, El Zorzal, Buenos Aires, 2015, p. 11.

[4] No obstante, habrá quienes vean en este libro una heterodoxia “sacrílega”, ellos deberán repensar los legados (no todos malos e, incluso en retrospectiva ¿la mayoría lo fueron?) del giro lingüístico resituando al investigador como un actor principal en la elaboración de su obra. A más de 20 años, un balance permitiría inclinarse por la negativa. Casado Quintanilla, Blas (coord.), Tendencias historiográficas actuales, Madrid, UNED, 2004, pp. 110-115. [5] Dato no menor, considerando que durante la investigación descubre que su abuela, Idesa Korenbaum nació como hija ilegítima; y, que Yoyne Jablonka, hermano de su abuelo Mates, fue “interlocutor de los alemanes, engranaje de la maquinaria de muerte que terminará triturándolo (…) donde las víctimas, esperando salvar otras vidas y quizá la propia, cooperan con los verdugos”. Jablonka Ivan, Historia de los abuelos…, 18, 36-37. [6] Ibídem., pp. 13-50. [7] Ibídem., p. 63. Capítulo que se extiende a lo largo de las páginas 51-87. [8] Ibídem., p. 98. [9] Ibídem., p. 114. [10] El autor alude al “fondo de Moscú”, “(…) dos millones y medio de expedientes, pertenecientes a la seguridad Nacional del Ministerio del Interior, donde los extranjeros figuran”. Ese hallazgo modifica y torna viable la investigación”. Ibídem., pp. 126 y ss. El historiador recuerda que el acceso a ese archivo le permitió engrosar en un 20% las fotos familiares de sus abuelos con las que contaba su familia. [11] Ibídem., p. 150. [12] Ibídem., p. 161. [13] Ibídem., p. 171. [14] “(…) remanso de criminales sin identidad, creado en el siglo XIX para colonizar Argelia”. Ibídem., p. 172. [15] Ibídem, p. 206. [16] Esas redes no necesariamente son “formales”. Luego de las redadas que comienzan en París en 1941 para trasladar a los judíos a campos de concentración, la policía le permite a Idesa huir diciéndole que regresará luego a buscarla junto a sus hijos, lo que provoca una nueva mudanza a otro lugar, la portera del edificio aprovisiona a las familias que se esconden allí al tratar con los comerciantes del barrio. Ibídem., pp. 225-231. [17] Resulta relevante el modo de reconstrucción basado en hipótesis, a partir del entrecruzamiento de los censos poblacionales de 1936 y 1946 de París y, de las entrevistas a los descendientes de las familias que habitaron en los mismos lugares que sus abuelos. Es notable la forma en que logra configurar el itinerario de las mudanzas y lugares de ocultamiento de sus abuelos. Ibídem., pp. 207-252 especialmente, en cuanto a lo metodológico, las páginas 234-252. [18] El cual funcionaba probablemente como los otros campos de concentración: “campana del café a seis, tropel a las letrinas y las duchas, momento interminable cuando pasan lista en el patio, cola para la distribución de pan, café, sopa etc. En razón de su llegada diferida; Mates no se aloja en el mismo cuarto que Idesa [a razón de noventa personas por habitación]”. Ibídem., p. 271. La carta de Idesa contiene la siguiente frase con la cual Ivan Jablonka decide terminar ese capítulo: “Nuestros corazones están rotos porque nos han forzado a abandonarlos a tan temprana edad”. Ibídem., pp. 280, 282. [19] Antes de lo cual pueden enviar cada uno una carta de despedida a sus hijos. “Mates e Idesa se despiden de la vida (…) sus voces se elevan para hablarles a sus hijos una última vez, para abrazarlos, consolarlos, pedirles perdón, infundirles suficiente amor para toda la vida”. Ibídem., p. 277. [20] “[organizado para] la protección de la población judía (…) [funciona como una] oficina de ayuda social no declarada a las autoridades (…), [y] uno de los primeros grupos de resistencia en Francia”. Ibídem, p. 284. [21] “Esa geografía presenta tres rasgos notables: la proximidad a París (…), la asignación [de los niños] a familias rurales y la semejanza con el mapa de asignaciones de la Asistencia Pública de la región del Sena [diseño geográfico trazado en el siglo XIX]”. Ibídem, p. 288. [22] Era el grupo de judíos encargados de recoger a las víctimas de las cámaras de gas, llevarlos al crematorio y luego recoger las cenizas. Ibídem, pp. 329-333. [23] Soto Máximo, “Todos tenemos fantasmas que pertenecen a nuestra vida”, Miércoles 9 de noviembre de 2016 en http://www.ambito.com/861752-todos-tenemos-fantasmas-que-pertenecen-a-nuestra-vida [Entrevista a Ivan Jablonka]. Finalmente, el libro es complementado con un glosario de las palabras extranjeras utilizadas y, por un anexo que contiene –entre otros materiales- los árboles genealógicos de sus abuelos, fotografías (de su abuelo junto a dos hermanos; de su abuela con su padre bebé –de alrededor de seis meses- en brazos), un mapa de Polonia en el periodo de entreguerras, reseñas de identificación de cada uno de sus abuelos. [24] Ibídem, p. 157. El subrayado nos pertenece.

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