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MALVINAS.

“Hace 39 años, el 2 de abril de 1982, la República Argentina desembarcó en las Islas Malvinas . A las 9.30 am, se rindió el gobernador colonial de las islas Rex Hunt y comenzó a flamear la bandera nacional en Puerto Argentino”.

“Por esta razón, todos los 2 de abril se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”.

“La guerra duró 74 días, hasta el 14 de junio, día de la rendición argentina, luego de intensas batallas por tierra, aire y mar”.

“Durante la madrugada de aquel 2 de abril se produjo el primer cruce entre las fuerzas inglesas de guardia y la patrulla de comandos anfibios argentinos que habían desembarcado la noche anterior en el marco de la Operación Rosario. Una ráfaga de metralla británica alcanzó al capitán de infantería de marina Pedro Giachino, quien se convirtió en el primer caído argentino de la guerra”.

“Para retomar el control de los archipiélagos, el Gobierno de Margaret Thatcher movilizó la expedición militar más grande desde la Segunda Guerra Mundial. El ejército británico derrotó al argentino en una serie de batallas y combates, con una superioridad apoyada por EE.UU. y la OTAN. Esto, sumado a la falta de preparación de las fuerzas argentinas, llevó a la rendición y el desalojo de los argentinos en los archipiélagos”.

“La victoria británica anticipó la caída de la dictadura militar argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983. Ambos países cortaron relaciones diplomáticas hasta 1990”.

“Hasta el día de hoy, la Organización de las Naciones Unidas continúa considerando los tres archipiélagos con sus aguas circundantes como territorios disputados”.

En 286 palabras, está resumida la historia del que fuera uno de los hechos más tristes de nuestra historia actual, por las lesiones internas y externas, por lo que se aprendió, por lo que no fue, por lo que significó. Me di cuenta que remitirme a lo histórico, además de no ser mi especialidad, era transitar un territorio trillado y casi, digo, casi perdido, entonces se me ocurrió leer más, saber más, no sé si para entender la cuestión o porque simplemente deseaba saber.

Primero busqué la nómina completa del personal de Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Gendarmería y Prefectura que participó del Conflicto del Atlántico Sur y me conmovió leer esa lista interminable ordenada alfabéticamente. Participaron por el lado argentino más de 23 mil combatientes, según datos oficiales. De este total, 10.300 pertenecían al Ejército, 10.600 a la Armada, 2.300 a la Fuerza Aérea, y unos 200 entre Gendarmería y Prefectura. Pero, a pesar de que los números nunca me atrajeron, tuve curiosidad de conocer, los otros números, los del horror, los de la vida:

  • 649 argentinos muertos en total

  • 323 muertos en el hundimiento del Crucero General ARA Belgrano

  • 237 fueron enterrados en el cementerio de Darwin, en la isla Soledad

  • 122 yacen en una tumba sin identificación con las placas que rezan: "Soldado Argentino Sólo Conocido por Dios", pero hasta la fecha solo restan 10 sin identificar

  • 3 isleños murieron, por accidente, durante la contienda

  • 1300 soldados argentinos heridos

  • Más de 500 suicidios posteriores al conflicto

  • Las fuerzas británicas tuvieron 255 bajas y más de 700 heridos.

Paso siguiente, cuando ya la historia estaba además de sabida, vivida y recordada, y los números aclarados para llenar mi curiosidad, se me ocurrió no pecar de ignorante y repasar otros datos que terminaron resultándome de lo más interesantes. Aquí van.

A diferencia de otras islas más cercanas al continente, las Islas Malvinas no tienen población humana autóctona, originaria o indígena. Los primeros visitantes fueron europeos que llegaron entre los siglos XVI y XVII, Francia, el Reino Unido, España y, desde el siglo XIX, el Río de la Plata, llevaron adelante planes de asentamiento permanente basados en sus intereses expansionistas.

Según la Organización de las Naciones Unidas, es un territorio no autónomo cuya potencia administradora es el Reino Unido​ y cuya soberanía es reclamada por Argentina. La situación del archipiélago es examinada anualmente por el Comité de Descolonización desde 1965. Jurídicamente, la ONU lo considera un territorio de soberanía todavía pendiente por definición, entre el Reino Unido —que lo administra desde 1833— y Argentina, que reclama su devolución.

En cuanto a la flora las islas están cubiertas en gran medida de arbustos que en ciertos puntos alcanza los 2 metros de altura y en los páramos se encuentran brezales y musgos. No se conoce la existencia de una flora arbórea autóctona.

Si hablamos de fauna, el guará fue el único mamífero cuadrúpedo terrestre autóctono de las islas. Este fue exterminado por los británicos entre 1873 y 1876, como los chanchos salvajes y las liebres, por ser considerados plagas. La fauna de mamíferos terrestre actual es en su totalidad alóctona: animales domésticos y semidomésticos (los caballos y vacunos proceden en gran medida de Argentina), ovinos y recientemente el intento de aclimatación de los renos llevados desde la isla Georgia del Sur.

Es abundantísima la fauna litoral: leones y lobos marinos, ballena franca austral, delfines, orcas, pingüinos de diferentes especies, gaviotas, caranchos, petreles, palomas, skuas, cormoranes, etcétera. Las aguas aledañas son muy ricas en peces comestibles, mariscos, crustáceos y moluscos.

A mediados de la década de 1990, el biólogo británico Mike Bingham denunció que la sobrepesca y los derrames de petróleo estaban diezmando la población de pingüinos; fue perseguido y hostigado por la administración colonial, pero en el 2003, la justicia británica condenó al gobierno de las islas por su accionar y hoy la población de pingüino de penacho amarillo y pingüino Juanito se estabilizó.

Rodeadas por las frías aguas del océano Atlántico Sur, las islas Malvinas tienen un clima oceánico subantártico muy influenciado por el mar al tener una temperatura anual de rango estrecho. La temperatura máxima promedio en enero es de 12,8 °C, mientras que en julio es de cerca de 3,9 °C. Más de la mitad del año los días son lluviosos, la humedad y los vientos son constantemente altos y el cielo permanece frecuentemente nublado. La nieve es rara y no se acumula, pero puede producirse en casi cualquier época del año excepto en enero y febrero. Los vientos son muy frecuentes, particularmente en invierno.

La economía estaba basada en la ganadería, principalmente la cría ovina, pero, desde 1987 la pesca constituye el núcleo de la actividad económica. En ese año el gobierno británico de las islas empezó a vender licencias de pesca a compañías extranjeras dentro del área de pesca exclusivo de las Malvinas delimitado por el Reino Unido. Estas licencias totalizaron más de US$ 40 millones al año, lo cual sirve para administrar los sistemas de salud, educación y asistencia social de las islas. El langostino forma el 75 % de la pesca recogida. La industria del tambo sirve para el consumo interno; las cosechas nutren al forraje de invierno. Las exportaciones están formadas por envíos de lana de alta calidad al Reino Unido, sellos y monedas. Para alentar al turismo, la Corporación para el Desarrollo de las islas Malvinas ha construido tres cabañas para visitantes atraídos por la vida salvaje y la pesca. Actualmente las islas se autofinancian excepto para la defensa. El British Geological Survey anunció la presencia de una zona de exploración de petróleo de 200 millas alrededor de las islas en 1993 y los primeros sondeos sísmicos sugieren la posibilidad de reservas substanciales capaces de producir 500 000 barriles de petróleo por día. Recientemente se han descubierto cuencas petroleras al sur y al norte del archipiélago.

La temporada alta de turismo es durante los meses de octubre y hasta principios de abril, los turistas arriban por vía marítima, ya sea en cruceros turísticos o embarcaciones a vela.

Para las excursiones terrestres se ofrecen servicios de mini-colectivos o vehículos de todo terreno en las agencias de viajes locales. También se pueden contratar avionetas y embarcaciones menores a vela para trasladarse a las diferentes islas que se encuentran cerca. Ocasionalmente, llegan cruceros a la ciudad capital también. ​ Actualmente, las Islas Malvinas cuenta con varios hoteles, numerosos bares, pubs, cafés y restaurantes.

Puerto Argentino/Stanley, es el mayor poblado y el centro financiero de las Islas Malvinas.

La población de las islas era de 2967 en julio de 2003 y de 3140 en 2008, con un promedio de crecimiento del 4%. Está compuesta en su mayoría por descendiente de británicos (aproximadamente el 70 %), principalmente descendientes de galeses y escoceses asentados en el territorio desde la invasión de 1833. Los ciudadanos de Reino Unido que han obtenido el estatus de residentes en las islas son conocidos como "belongers". ​ No obstante, existen también individuos con ascendencia escandinava habitando las islas. Otra parte de la población está formada por los descendientes de los balleneros que arribaron en los siglos pasados. Finalmente, el restante de la población está compuesto por una minoría de la parte continental sudamericana (principalmente chilenos, alrededor de un 10%, mientras que los argentinos continentales suman 29 personas en 2012). Según el censo de 2012 la mayor parte de la población se encuentra en edad de trabajar (entre 20 y 60 años) y los hombres superan a las mujeres (53-47 %).

A los residentes de las Malvinas se los conoce como kelpers; este gentilicio deriva de las algas que se encuentran alrededor de las islas, llamadas kelp en inglés. No obstante ellos prefieren llamarse islanders (isleños). En español su gentilicio es «malvinenses», ya que «isleño» no designa ningún lugar específico pues puede aplicarse a cualquier persona nacida en cualquier isla.

En su discurso anual, el gobernador Colin Roberts afirmó en junio de 2014 que uno de los principales problemas de las islas es la población. El último censo reveló una población estática y envejecida. Vaticinó que «esto resultará en problemas de empleo y servicios para el futuro».

La cultura de las islas Malvinas está fundamentalmente basada en la cultura británica y es en parte influenciada por las culturas argentina y chilena. Algunos términos y topónimos utilizados por los antiguos habitantes gauchos de las islas son de uso común en el habla local. El idioma oficial y principalmente hablado es el inglés, utilizándose su propia variante. Además, parte de la población un (10 %) es de habla hispana.

La educación en las Islas Malvinas es gratuita y obligatoria para los habitantes de edades entre 5 y 16 años. La educación primaria está disponible en Puerto Stanley, en la Base Aérea Monte Agradable —para los hijos de funcionarios— y en múltiples asentamientos rurales. La educación secundaria está disponible únicamente en la capital y los niños mayores pueden alojarse en un albergue en la ciudad para que puedan asistir a las escuelas. A partir de los 16 años de edad, los alumnos pueden estudiar en colegios en el Reino Unido. El gobierno de las Islas Malvinas paga para que los alumnos mayores asistan a instituciones de enseñanza superior, generalmente en el Reino Unido.

A partir de 2012, en las islas es obligatoria la enseñanza del idioma español a partir de los tres años de edad, en la escuela primaria. Los niños reciben clases «obligatorias y sistemáticas», incluso en la secundaria. La elección del idioma fue por el turismo y los países vecinos. Los docentes son residentes de las islas.

 

Analizados estos datos en profundidad, se puede entender por qué una potencia que se encuentra a 14.000 kilómetros de las islas, guarda interés en conservarlas, que siendo tan bajo el porcentaje de población argentina y tan alto el europeo, las probabilidades de que los isleños se sientan argentinos, es nula - la realidad es que debieran pasar varias generaciones de argentinos afincados allí, inculcando costumbres, tradiciones para que al llegar al lugar, se respire aire argentino – que los más perjudicados por este conflicto son los veteranos de guerra, porque no todos han podido seguir con sus vidas permaneciendo atados a un pasado inexplicable, las familias que han perdido a sus hijos, esposos, hermanos en combate, despertando cada día de estos 39 años intentando imaginar cómo hubiese sido la vida de ese ser amado, si estuviese vivo y para finalizar, los habitantes de las Islas Malvinas que viven con algunos de los privilegios de la Corona Británica, aprendiendo un castellano impuesto por cercanía territorial y con la incertidumbre de vivir en un territorio en conflicto, que muchas veces es elegido por necesidad.

 

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