Obra de: Natalia Fortuny
Reseña de: Prof. Miguel Ángel Occhoa
El libro de Fortuny aborda un conjunto de producciones artísticas, que producidas con posterioridad a la última dictadura cívico-militar en la Argentina, tienen en común el uso de la fotografía como soporte para reflexionar sobre la violencia de Estado acaecida durante los años 1976-1983.
La memoria es una temática largamente indagada por las ciencias sociales, la cual ha sido revisitada en más de una ocasión cuando se explora la última y más sangrienta dictadura de la historia reciente en Argentina; particularmente en los últimos tres lustros, cuando ya con una democracia y, una producción académica consolidada, a los historiadores del arte e historiadores, se han sumado otros especialistas provenientes principalmente de la sociología y politología. El libro que nos ocupa surge de un trabajo de tesis doctoral presentada por la autora en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Su autora, formada académicamente en Ciencias de la Comunicación, también ha cursado estudios de posgrado en Historia del Arte, en paralelo a su itinerario intelectual se hallan sus exploraciones estéticas vinculadas a la fotografía y a la escritura de poesía. Fortuny aúna en este libro, el rigor crítico de la formación académica con la sensibilidad de la fotógrafa y la prosa de la poeta. Estos rasgos ciertamente colocan al lector ante una obra –en el amplio sentido del término- que intelectual y estéticamente estimulan y sensibilizan, simultáneamente. Se conjugan así rigurosidad académica y belleza estilística. La fotografía es presentada como símbolo del recuerdo mostrando su relación con lo real y con el tiempo pasado. La autora busca y consigue, mediante la selección de imágenes realizada, desafiar la clausura del adjetivo “irrepresentable” para una etapa de la historia reciente, que sin exceso puede caracterizarse como perturbadora y traumática.
La series originalmente producidas por los artistas elegidos: Res, Juan Travnik, Hugo Aveta, Fernando Gutiérrez, Helen Zout, Inés Ulanovsky, Paula Luttringer, Diego Aráoz, Gerardo Dell’Oro, Lucila Quieto, Gustavo Germano, Gabriela Bettini, Marcelo Brodsky, Soledad Nívoli y Gustavo D’Assaro, Verónica Maggi, Martín Acosta, Guadalupe Gaona) son reconfiguradas desde una mirada que las reagrupa y, las pone en diálogo mediante distintos núcleos temáticos, cada uno de los cuales resignifica las fotografías creando secuencias nuevas para nada estáticas que son releídas desde el presente.
Los distintos capítulos: “De restos y huellas: La desaparición en el espacio público” presenta principalmente vistas de la ciudad que exponen “las ausencias y ofrecen la desolación de los espacios urbanos de la primera posdictatura”; “Máquina fotográfica: Los dispositivos y las tecnologías de la represión” aborda “los automóviles Ford Falcon, los aviones y los centros clandestinos de detención” asimismo “se verán fotos que exponen la máquina torturante a partir de las secuelas: los sobrevivientes y [sus] marcas”; “Fotos de familia: Del álbum incompleto a la foto reconstruida” permite reflexionar sobre las “fotos que quedan hablan también de las fotos que hubieran podido ser y no fueron (…) El álbum colabora con el establecimiento de un pasado que es construido y dinámico”; “Cajas chinas: La foto dentro de la foto y el retrato como tesoro” propone asir “el luto [como] una de las principales razones para tomar uno de estos retratos dobles, que permiten que la vida y la muerte estén cara a cara frente a la cámara. Estos retratos convierten la experiencia de ser fotografiado en una acto explícito de recuerdo”; “Palabras fotográficas: Imagen, escritura y memoria” aquí se busca “examinar con cuidado las obras fotográficas de los capítulos precedentes [destacando una constante] una constante: en gran medida las fotografías que refieren al pasado traumático están íntimamente acompañadas por palabras”; posibilitan ver cómo el libro se halla, en una zona fronteriza, donde claramente prima el carácter interpretativo (en el mejor sentido de lo propuesto por Clifford Geertz) que en toda su extensión invita a la reflexión y, evoca la célebre –y triste- frase acuñada en el Juicio a las Juntas Militares en la Argentina en 1983: “Nunca más”.
El conocimiento técnico que la autora posee en materia fotográfica lo expone en cada uno de los análisis que efectúa, los cuales están hilvanados con una cadencia escritural que permiten hacer inteligibles las íntimas fibras de las imágenes, las cuales de otra manera presumiblemente dejarían al espectador sin palabras. Imágenes mudas que, sin embargo, por su potencia resultan elocuentes; su mayor poder comunicacional radica en ser un corte en el tiempo, en cristalizar un momento, en sugerir, en invitar a la reflexión.
Entender las fotografías artísticas presentadas y puestas en diálogo como memorias fotográficas ha sido una tarea productiva para aprehender estas imágenes como memorias sociales de un pasado en común, al mismo tiempo que artefactos fotográficos –con sus improntas temporales, políticas y estéticas- y, elaboraciones artísticas creadoras de recursos visuales y testimoniales abiertos a otras miradas, lecturas e interpretaciones.
Las secuencias fotográficas recreadas por Fortuny recuperan las memorias, los recuerdos, las vivencias, los silencios desde sus secuelas: la evocación de las ausencias, que paradójicamente aluden a presencias detenidas en el tiempo, que perviven en la imagen.
No son escasos los méritos del libro, que independientemente de las valoraciones de quien efectúa esta reseña, merece por sí mismo la lectura atenta para descubrir y, ponderar un texto relevante para las ciencias sociales.
Prof. Miguel Ángel Occhoa
Profesor de Ciencias Sociales
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