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MUJERES DE AYER: MI ABUELA TERESA.

Actualizado: 7 may 2021

El 8 de marzo de 1908, un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. El motivo se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y mejorar las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica. Ese mismo año, el 3 de mayo, se realizó un acto por el día de la mujer en Chicago, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”.

Con este antecedente, un año después, en 1910, se desarrolló la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la capital danesa, Copenhague. El tema central fue el sufragio universal para todas las mujeres, y por moción Clara Zetkin, líder del “levantamiento de las 20.000”, se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres caídas en la huelga de 1908.

Más cerca en el tiempo, en 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer. Luego, en 2011, se celebró el centenario de la celebración, con la premisa de Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU mujeres).

Entre las principales demandas del llamado hoy 8M, se encuentran el pedido por una justicia antipatriarcal, la necesidad de igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de los derechos de todas las mujeres. Fueron muchos años de lucha, donde inmensa cantidad de mujeres protagonizaron diversas historias.

La mujer que nos convoca hoy nació hace 126 años en una época donde el lugar de la figura femenina era en el hogar, y la crianza de los hijos, se convertía en su realización más importante. Teresa pudo conciliar el amor a su familia con su pasión por la enseñanza. Se formó bajo los lineamientos sarmientinos que le permitieron durante varias décadas realizarse profesionalmente con destacada excelencia, primero en escuelas y luego con un emprendimiento propio.

 

Hoy abuela Teresa quiero rendirte un sencillo homenaje; pues mientras escribo estas palabras, te veo caminando alrededor de la gran mesa ovalada del comedor, corrigiendo la tarea de los alumnos, ya con poca visión, pero con gran entusiasmo. Gracias por haber sembrado en mí el amor a la docencia y gracias también por ser una de esas mujeres anónimas que trazó el camino hacia la superación, la verdad y la justicia.

Teresa Soler Rojas de González

UNA MAESTRA FIEL A SARMIENTO


La gente que vive en la calle Maestra Teresa Soler Rojas de González, en Ituzaingó, quizá no sepa el por qué de ese nombre. En estas páginas recordaremos la vida de la docente que fue directora de la Escuela Nº10, tuvo una academia en Hurlingham y que la división del partido de Morón hizo que la calle que le rinde homenaje quedara en otro partido. Al asomarnos a su historia también podremos apreciar algunas costumbres olvidadas de una época no tan lejana en el tiempo.


MAESTRA DE SARMIENTO.


Teresa nació en Capital Federal en 1895, su familia vivía en Merlo, en la Provincia de Buenos Aires. Fue criada, junto a su hermana, por una empleada negra que ayudaba a su madre en las tareas domésticas.

Cuando terminó la escuela primaria, como no tenía la edad necesaria para ingresar al magisterio, viajó a Mendoza y se hospedó en la casa de una tía, ahí volvió a cursar 6º grado con una de las maestras norteamericanas que había traído al país Domingo Faustino Sarmiento (fueron 61 maestras y 4 maestros que llegaron desde Estados Unidos entre 1869 y 1898). Al año siguiente, ya con la edad requerida, volvió a la casa paterna y comenzó a estudiar magisterio en Morón, adonde tenía que viajar todos los días en el ferrocarril Sarmiento. El empleado que manejaba el coche a caballos de la familia, la llevaba desde su casa hasta la estación Merlo y la levantaba en brazos para que no se ensuciara las botas con tierra y pudiera llegar impecable a estudiar. Se recibió a los 17 años. Después que se recibió de maestra formó su propia familia y trabajó en Morón y Ramos Mejía, donde nacieron sus tres hijos. Luego se trasladó a Hurlingham y fue directora de la Escuela nº10 entre 1938 y 1943. Teresa Soler Rojas de González tuvo mucha actividad en la formación de las cooperadoras y participó en la creación de la Corporación Nacionalista de Maestros. Seis de septiembre. En marzo de 1939, el periódico El seis de septiembre en la sección dedicada a Hurlingham, publicó un comentario sobre su tarea como directora de la escuela nº10 (El partido de Morón se llamó en esa época Seis de setiembre, en referencia al golpe militar con el que el general José Félix Uriburu derrocó al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen y estableció una dictadura militar):

“Una nota de alegría singular han puesto en el ambiente de nuestro pueblo el tránsito bullicioso por las calles de los niños y niñas, que numerosísimos y satisfechos concurren a la escuela nº10, en donde encuentran la maternal acogida de esa directora modelo, doña Teresa Rojas Soler de González, quien se desvela sin sosiego para el perfecto desempeño de su cargo. Bien merecida tiene, por cierto, la general reputación y estima que le acredita el vecindario caracterizado, confiándole satisfecho la educación de sus hijos, que numerosísimos como nunca, han acudido a inscribirse, disputándose los padres el honor de relacionarse cariñosamente con tan afable y competente educadora, cuya actividad y competencia está verdaderamente sobre toda ponderación.”

ASISTENCIA PERFECTA.


La directora se levantaba muy temprano y llevaba al hospital de niños a su hijo Rolo para que le hicieran masajes que lo ayudaran con las secuelas de la poliomielitis que había sufrido de pequeño, de ahí volvían a la escuela a tiempo para que entraran los alumnos del turno mañana, repetía esa rutina a diario. Antes de empezar el día tocaba la campana tres veces, las primeras campanadas eran para que los chicos que vivían cerca de la escuela se despertaran, con las segundas campanadas avisaba que faltaban cinco minutos, la tercera vez era para entrar.

La familia vivía al lado del colegio, los tres hermanos tuvieron medallas por asistencia perfecta. El mayor, Eudoro, recibió el premio al Segundo Sarmiento por asistencia perfecta durante toda la escuela primaria. Rolando no faltó en la escuela primaria, en la secundaria, durante el profesorado y ni cuando ejerció como profesor. Su hermana melliza, María Isabel, o Chiche, tuvo asistencia perfecta en la escuela primaria, en la secundaria y cuando estudió para ser asistente social. Los tres hermanos continuaron el ejemplo de su madre Teresa, que tampoco había faltado cuando fue estudiante, ni mientras fue maestra y directora. El periódico Horizontes, de la ciudad vecina de San Miguel, publicaba en la edición del 30 de noviembre de 1941:

“ESTÍMULO. El niño Eudoro González Soler, de sexto grado A, de la Escuela Nº10 de Hurlingham, tiene asistencia perfecta durante los cursos de instrucción primaria. Este futuro ciudadano argentino, cultor tradicionalista y primer actor del conjunto de la Escuela de Arte Nativo, concurrió puntualmente a sus clases, supo imitar al gran Sarmiento. Sirvan de justiciero estímulo nuestras palabras, y hacemos votos para que Dios le dé salud y energía, para que pueda ser siempre cumplidor, pues sabemos que en muchas oportunidades hasta enfermo asistió a la escuela. Es un ejemplo que nuestros niños deben conocer, por eso felicitamos al popular ‘Dorito’, como sus compañeros le llaman cariñosamente”.

UNA CARTA AL FUTURO.


Teresa admiraba a Sarmiento, durante su paso como directora de la Escuela Nº10 gestionó la realización de un busto del prócer que se colocó en el centro del patio. En el periódico El seis de septiembre comentaron sobre esta iniciativa:

“En su oportunidad dijimos que la dirección de la escuela de este progresista pueblo había conseguido la donación de un busto de Sarmiento y ahora plácenos manifestar que en breve se inaugurará el mismo en el patio del establecimiento, con asistencia de las autoridades comunales y escolares”.

Antes de colocar el busto, en la parte libre del pedestal se dejó una carta para que fuera leída en el futuro. La escultura hoy no está más en el patio de la escuela, pero podemos reproducir parte del contenido de la carta porque fue publicada en el periódico:

“En Hurlingham, a 22 de marzo del año 1939, bajo los benditos auspicios del crucifijo, entronizado en esta escuela argentina, por orden del Superior Gobierno de la Provincia, para dirigir santamente sus destinos, con el noble empeño de rendir culto a las tradiciones de la patria, en bien de las almas de los niños que asisten a nuestra casa educacional y de los que desfilarán en el porvenir, depositando flores de gratitud a los pies de este pedestal, firmamos el presente recuerdo que estará oculto hasta que algún día por acción del tiempo quizá vea la luz de nuevo. Con fe cristiana y profundo respeto, elevemos a Dios nuestro reconocimiento por habernos deparado este instante de íntima satisfacción al poder reverenciar al más grande de los argentinos”.

LA ACADEMIA.


Teresa dejó la escuela en 1943 y creó la academia Senderos en la calle Güemes, cerca de Vergara. En los cuadernos con las listas de alumnos, que conserva su hija María Isabel, se pueden leer muchos apellidos tradicionales de Hurlingham escritos en caligrafía inglesa.

Algunos alumnos estudiaban las materias en las que necesitaban reforzar sus conocimientos, otros cursaban el ingreso a los colegios militares.


Teresa Soler Rojas de González tuvo la academia hasta alrededor de 1970, había perdido la vista por la diabetes pero siempre se daba cuenta si un alumno se copiaba. En los 50 años que estuvo dedicada a la enseñanza trató siempre de seguir el ejemplo de su admirado maestro nacido en San Juan.

 

Prof. María Fernanda González Soler

Profesora de Lengua y Literatura

Coordinadora General de G.S. Consultora Educativa


Fuente: Eduardo Fortunato, Revista Hurlingham CXC.





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