La realidad es que los personajes sencillos, son los que más enseñan. Tienen la capacidad de expresar sus sentimientos y saberes, con humildad para que todos entendamos, pero no usan la humildad como recurso, son HUMILDES. En palabras de Quino:
"Cuando me dicen, “gracias por todo lo que nos diste” digo, “¿qué les di?”, expresó el dibujante en una entrevista con Efe en el 2016, en la que, consultado sobre cuál es el legado que le gustaría dejar entre sus seguidores, no le costó reconocer que el de alguien "que hizo pensar a la gente las cosas que pasan".
La ecuanimidad es una cualidad que siempre los acompaña y muchas veces recurren al silencio como respuesta contundente o a la sinceridad implacable que descoloca. Maruja Torres, una reconocida periodista española le preguntó: “¿Por qué “mató” usted a Mafalda? -Yo no maté a Mafalda. Mafalda nunca existió. Es sólo un personaje de ficción. Simplemente dejé de publicarla. No tenía nada nuevo que decir con ella”.
Transmiten serenidad aunque abunde el caos y tienen una lectura de la realidad clara pero categórica. Cuando en una entrevista le preguntaron si alguna vez lo habían censurado, respondió: “Con Mafalda no, con las páginas de humor sí. Cuando llegué a Buenos Aires en 1954 con mi carpetita me enteré cómo era la cosa: Chistes con la religión no, con sexo tampoco, con militares no, que atenten contra la familia (que no sé bien qué quiere decir) tampoco. No había un ente censor, pero el secretario de redacción por ahí te decía "No, esto mejor lo guardamos". Era una especie de autocensura, pero se sabía que venía de más arriba”.
Esto es lo que vi en Quino a lo largo de los tantísimos años que sus historietas me devoraron. De niña tengo que confesar que me sorprendía más Susanita que Mafalda, seguramente porque veía en ella el ciclo perfecto de la maternidad y los sueños simples. Mafalda hacía planteamientos y deducciones que no siempre comprendía, aunque despertaban mi curiosidad que algunas veces calmaba con la búsqueda en el “Lo sé todo” o “Larousse Universal”, ¡no existía Google!
Es posible entender el pensamiento de Mafalda, si se conoce la realidad Latinoamericana y en muchos casos, con la argentina basta. El filósofo y escritor Umberto Eco dice: “Mafalda no es solo un personaje de historietas; es tal vez el personaje de los años setenta en la sociedad argentina. Si al tratar de definirla se ha usado el adjetivo "contestataria", no ha sido por uniformarse a la moda del anticonformismo a toda costa: Mafalda es de verdad una heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es. Mafalda pertenece a un país denso de contrastes sociales, que a pesar de todo querría integrarla y hacerla feliz, pero ella se niega y rechaza todas las ofertas. Mafalda vive en un continuo diálogo con el mundo adulto, mundo al cual no estima, no respeta, hostiliza, humilla y rechaza, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres. En realidad Mafalda en materia política tiene ideas muy confusas, no logra entender que es lo que sucede en Vietnam, no sabe por qué existen los pobres, no se fía del Estado y está preocupada por la presencia de los chinos. Sólo una cosa sabe claramente: no está conforme. La rodea una pequeña corte de personajes mucho más "unidimensionales": Manolito, monaguillo integrado del capitalismo de barrio, que sabe con total certidumbre que el valor primario en este mundo es el dinero; Felipe, soñador tranquilo; Susanita, beatíficamente enferma de espíritu materno, narcotizada por pequeños sueños burgueses. Y luego los padres de Mafalda que como si no les bastara lo duro que resulta aceptar la rutina cotidiana (recurriendo al paliativo farmacéutico del "Nervocalm"), se ven agobiados, por añadidura, con el tremendo destino de tener que encargarse de la Contestataria. El universo de Mafalda es el de una América Latina en sus zonas metropolitanas más adelantadas; pero es en general, desde muchos puntos de vista, un universo latino y esto hace que Mafalda nos resulte mucho más comprensible que tantos personajes del cómic estadounidense; además Mafalda es, en último análisis, un "héroe de nuestro tiempo", y no se debe pensar que esta sea una definición exagerada para el personajito de papel y tinta que Quino nos propone. Ya nadie niega hoy que el cómic (cuando alcanza niveles de calidad) es un testimonio sobre el momento social: y en Mafalda se reflejan las tendencias de una juventud inquieta, que asumen el aspecto paradójico de una oposición infantil, de una eccema psicológica de reacción a los medios de comunicación de masas, de una urticaria moral producida por la lógica de los bloques, de un asma intelectual originado por hongos atómicos. Puesto que nuestros hijos se preparan para ser - por elección nuestra - una multitud de Mafaldas, nos parece prudente tratar a Mafalda con el respeto que merece un personaje real."
Después de haber leído todas sus historias, comparto afirmaciones como:
Casartelli: “Los censores no pudieron tal vez comprender la ironía que caracterizaba a Quino. Ese fue uno de los mayores triunfos del dibujante". Otro mensaje positivo que Mafalda dejó impregnado en la memoria y forma de ser de Mario Casartelli es el del desapego a lo material. "Recuerdo una tira en la que Mafalda muestra a Miguelito el auto de su papá, un Citroen 3CV y le dice: Es uno de los pocos autos en los que lo importante sigue siendo la persona. Son cosas que marcan a uno, viviendo en una sociedad de consumo..."
Pecci: “¿Cuál fue el acto más revolucionario de esa niña con moñito que odiaba la sopa, cuestionaba a sus padres, jugaba con sus amiguitos del barrio y tenía una tortuga llamada "burocracia"?. “Lo más revolucionario de Mafalda es que invita a pensar, a reflexionar sobre lo que está pasando desde un punto de vista pacifista. Mafalda siempre está pidiendo que haya paz en el mundo". "Mafalda no solo retrató al mundo de aquellos tiempos, sino que sigue retratando al mundo de hoy, y lo más importante es que lo retrata con coherencia".
Tanto Casartelli como Pecci coinciden en que "Mafalda representó una bocanada de aire fresco en una época de nula libertad de expresión" y sobre su vigencia, ambos apuntaron que “su mensaje continúa vigente porque el mundo actual sigue con los mismos problemas de hace 5 décadas atrás: La pobreza, la hambruna, las guerras, las divisiones, el odio, el racismo, las abrumadoras diferencias sociales”.
Peridis – “¿Qué tiene Mafalda para mantenerse viva y actual al cabo de 40 años, soportando edición tras edición sin agotarse ni envejecer? Sin embargo, como Mafalda está hecha desde la periferia del imperio, y aunque preocupada y fiel reflejo de los problemas de la convivencia familiar y de la vida cotidiana, (inflación galopante, por ejemplo), es antiautoritaria, feminista, pacifista, ecologista, mundialista, contestataria… es decir: muy política, y por tanto una gran precursora de los tiempos que vivimos. Mafalda es la conciencia de Quino y por lo tanto la nuestra. Por eso, de todas las explicaciones que he oído o leído sobre Mafalda, la cita de Julio Cortázar que encabeza este prólogo, «Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí», me parece sin duda la más certera. Es ella la que explica el éxito duradero y la permanente juventud de aquella Mafalda que miraba el mundo con el asombro del niño y el pensamiento del adulto, y que era asimismo la conciencia crítica de su tiempo y lo sigue siendo del nuestro”.
Quino: “Mafalda surge de un conflicto, de una contradicción. A uno, de chico le enseñan una cantidad de cosas que no deben hacerse porque están mal y hacen daño. Pero resulta que cuando uno abre los diarios se encuentra con que los adultos perpetran todas esas cosas prohibidas a través de masacres, guerras, etc. Ahí se produce el conflicto. ¿Por qué los grandes no hacen lo que enseñan? “Cuando habla de su creación explica que: “Mafalda me parece el personaje más fabricado. Los otros fueron apareciendo después. Las primeras tiras eran el papá, la mamá y Mafalda, que les hacía preguntas y ellos no sabían qué contestarle. Felipe apareció muchas tiras después. Me cansé y dije "Acá hay que meter otro tipo, sino esto va a ser un plomo". Y así fueron apareciendo todos, por una necesidad del libreto. En Susanita y Manolito he puesto lo que más me molesta de mí”.
Joaquín Salvador Lavado Tejón, nace en la región andina de Mendoza (Argentina) el 17 de julio de 1932, aunque en los registros oficiales, es anotado el 17 de agosto. Desde su nacimiento fue nombrado Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, apreciado pintor y diseñador gráfico, con el que, a los tres años de edad, descubrió su vocación.
A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero en 1949 “Cansado de dibujar ánforas y yesos”, la abandona y piensa en una sola profesión posible: dibujante de historieta y humor.
Determinado firmemente a lograr sus objetivos, a la edad de dieciocho años se trasladó a Buenos Aires en busca de un editor dispuesto a publicar sus dibujos, pero pasaría tres años de penurias económicas antes de ver su sueño hecho realidad. “El día que publiqué mi primera página – dijo recordando su debut en el semanario “Esto es”, de Buenos Aires – pasé el momento más feliz de mi vida”. Fue en 1954. Desde entonces y hasta la fecha sus dibujos de humor se vienen publicando ininterrumpidamente en infinidad de diarios y revistas de América Latina y Europa.
Con la popularidad mejora su situación económica, y en 1960 tiene la oportunidad de coronar otro sueño: casarse con Alicia Colombo, nieta de inmigrantes italianos y con un título en química.
En 1963, aparece su primer libro de humor, “Mundo Quino”, una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo con prólogo de Miguel Brascó. El mismo Brascó lo presenta a Agens Publicidad, que buscaba a un dibujante para que creara una historieta «mezcla de Blondie y Peanuts» para publicitar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, razón por la que el nombre de algunos de los personajes debían comenzar con la letra M, de ahí Mafalda. Agens no hace su campaña, pero Quino se queda con unas pocas tiras que le serían útiles unos meses después, cuando diera vida al personaje que lo haría famoso.
Mafalda, la chica de pelo negro que odia la sopa y está en contradicción con los adultos, se publicó por primera vez el 29 de septiembre 1964 en el semanario Primera Plana de Buenos Aires. El 9 de marzo 1965, con el paso de las tiras cómicas al periódico “El Mundo” (en el que Quino publicará seis tiras por semana), se inicia el imparable éxito del personaje, que cruza las fronteras nacionales para conquistar América del Sur y luego se extiende a Europa, ganando una posición de liderazgo en el imaginario colectivo.
Jorge Álvarez Editor publica el primer libro de Mafalda que reúne las primeras tiras en orden de publicación, tal como se hará en los siguientes. Sale en Argentina para Navidad y en dos días se agota su tirada de 5.000 ejemplares.
En Italia, se edita en 1969 el primer libro, “Mafalda la Contestataria”, con la presentación de Umberto Eco, director de la colección.
El gran éxito y fama internacional no impedirán que Quino, el 25 de junio 1973, tome una decisión para algunos desconcertante: no dibujar más tiras de Mafalda, pues ya no siente la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia. Sin embargo, el interés por Mafalda se ha mantenido inalterado, de hecho, sus libros continúan reimprimiéndose y sigue siendo elegida para acompañar diversas campañas sociales (UNICEF, la Cruz Roja Española, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Argentina). En adelante Quino continuará publicando semanalmente sus tan conocidas páginas de humor que han ido agrupándose en la colección de sus libros de Humor.
En 1984, invitado para integrar el jurado del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, viaja a Cuba, donde comienza su amistad con el director de cine de animación Juan Padrón y firma un contrato con el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) para la realización de cortometrajes con sus páginas de humor. La serie se llama Quinoscopios, dirigidos por Juan Padrón sobre dibujos e ideas de Quino.
En 1993, la empresa española D.G. Producciones S. A., en coproducción con Televisiones Españolas produce 104 episodios de Mafalda en dibujos animados de 1 minuto de duración dirigidos por Juan Padrón en el ICAIC. Las caricaturas fueron difundidas en Italia por la RAI2 y en Argentina en dos oportunidades: primero por el antiguo canal 11 y varios años después por canal Encuentro.
A lo largo de su carrera recibe múltiples reconocimientos, entre ellos el 30 de agosto del 2009, es inaugurada, la escultura de Mafalda en el barrio de San Telmo (Buenos Aires, Argentina). La obra fue realizada por el artista Pablo Irrgang. En el acto se descubrió, además, una placa recordatoria colocada en el frente del edificio de la calle Chile donde Quino vivió y creó Mafalda con la leyenda “Aquí vivió Mafalda”. Se le otorgó la Orden Oficial de la Legión de Honor, la honra más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero. El 2014 fue un año especial, ya que Quino cumplió 60 años en el humor gráfico y Mafalda 50 años, por esa razón, el 29 de septiembre, en el barrio de San Telmo en la intersección de las calles Defensa y Chile, se instalaron junto a la estatua de Mafalda dos estatuas con Manolito y Susanita. En ese año recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades e inauguró la 40a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En una oportunidad el Correo Argentino, presenta una emisión especial con motivo de las fiestas de fin de año que tendrá como protagonistas a los personajes de la tira Mafalda. También fue distinguido cuando se publica la versión en guaraní de las tiras de Mafalda, presentada durante un concurrido encuentro en el marco de la Feria Internacional del Libro Asunción (Paraguay).Haciendo hincapié en la importancia del universo de Mafalda sabemos que la Editora Nacional de Braille y Libro Parlante, dependiente de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, Ministerio de Desarrollo Social de la República Argentina publicaron una edición en sistema braille y audiolibro para que las personas ciegas o con discapacidad visual pudiesen leer las tiras y conocer a los personajes de Mafalda.
Falleció el 30 de septiembre de 2020, a los 88 años, un día después de haberse cumplido cincuenta y seis años de la primera publicación de Mafalda. Lo curioso de él o de su destino, es que no tuvo hijos propios a los que pudiera entregarle su legado, pero eso no le ha impedido que tantas generaciones pudieran descubrir en Mafalda esa descendencia inevitable que lo mantiene vigente, sutil, universal y austero.
¡Gracias Quino!
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