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¿CÓMO ENSEÑAR A SER FELICES?

Tal Ben-Shahar, psicólogo y filósofo especializado en la Ciencia de la Felicidad, sostiene que la clave para aumentar la felicidad de un país y su gente es la educación. Una inversión que fortalece el sistema inmunológico, psicológico y físico. Por lo tanto, ¡qué importante rol el de los docentes!

Para Martín Seligman, creador de la psicología positiva, la felicidad depende de múltiples factores como hábitos y creencias, que pueden ser modificables y por lo tanto, pueden enseñarse.


Aproximadamente la mitad de las cosas que hacemos a diario, las realizamos en piloto automático. Son esos comportamientos autómatas, no naturales, adquiridos desde temprana edad, que se adoptan a lo largo de la vida, según influencias de los diferentes ámbitos como son el familiar, laboral, escolar, etc.

Los hábitos son los que definen de alguna forma la propia identidad, los logros, el bienestar físico, los vínculos, cuánto se disfruta de la vida. Más vale entonces, que esos comportamientos sean buenos, nos gusten y ayuden a crecer como personas.


No es fácil cambiar hábitos, pero hay herramientas para mejorar los ya adquiridos, incorporar nuevos o deshacerse de aquel que hace mal; siempre se tienen oportunidades de cambio, para pensar qué hacer para convertirse en mejores personas y lograr una mejor sociedad.

Hablar de hábitos buenos o malos es bastante intuitivo. Los primeros requieren de un esfuerzo hoy, para tener un beneficio en el futuro; los segundos son comportamientos que generan un disfrute en el presente pero el costo se paga a futuro.


Dice Gerry Garbulsky, Director de TEDx Río de la Plata:


Los hábitos son el interés compuesto de nuestra mejora personal, lo que tiene que ver con el aprender, el cuidado del cuerpo, valorar los vínculos, etc. Los hábitos son el piso que nos da los logros sobre los que vamos construyendo nuestra vida.

Algunas herramientas para mejorar hábitos:


- ”Apilar” un nuevo hábito a incorporar, junto a uno ya adquirido con características similares y asociarlos.

- ”Combos de tentación”, armados asociando el hábito que se quiere instalar a una recompensa inmediata.

- ”Rodearse de gente” que ya tiene los hábitos que se desean adquirir, que nos haga bien y que se parezca a lo que queremos ser.


Padres y docentes saben de la importancia de adquirir hábitos desde edad temprana. Cuesta al principio, pero con paciencia, consistencia, repetición y dando el ejemplo se podrá consolidar el desarrollo de hábitos en los niños y adolescentes.

Es recomendable animarse a pensar en los propios hábitos ya que se pueden descubrir cosas estupendas que se pueden hacer con estos comportamientos. Intentar desarrollar el SUPER HÁBITO, ese hábito “bueno” que atrae a otros hábitos buenos, para mejorar la propia vida y la sociedad.


Algunos tipos de hábitos posibles, para unos y para otros, son:


- Hábitos físicos: involucran el cuerpo y la salud. Como por ejemplo, hacer ejercicio o caminar 30 minutos en lugar de ver televisión o leer redes sociales; usar la bicicleta en lugar del auto; cepillarse los dientes, bañarse al terminar el día, ir al gimnasio martes y jueves.

- Hábitos sociales: involucran la interacción con los demás, como llamar a la abuela todos los días o a un amigo en cada cumpleaños.

- Hábitos mentales: atañen estrictamente a la ejercitación de la mente. Meditar, practicar yoga, Mindfulness. Otro ejemplos pueden ser aquellas actividades en donde se intenta aprender algo nuevo todos los días como ser el nombre de alguien, una historia, un instrumento.

- Hábitos recreativos: relacionados con la manera en que nos recreamos. Jugar al fútbol los sábados, jugar a los videojuegos un tiempo establecido antes de hacer las tareas.

- Hábitos afectivos: atañen al afecto y a sus formas de expresión. Saludar a los compañeros de trabajo al llegar o al iniciar una reunión virtual, dirigirse en lo posible a cada uno de nuestros alumnos por su nombre.

- Hábitos intelectuales: refieren al cumplimiento de un deber y de ser mejor persona. Además de adquirir conocimientos, el objetivo es potenciar las capacidades intelectuales.


Los hábitos aportan un mecanismo muy importante de constancia y regularidad, por lo que son fundamentales para la vida familiar y escolar. Aportan orden, fomentan autonomía, aumentan autoestima, mejoran la comprensión del entorno, contribuyen al bienestar emocional y psicológico, en definitiva, son oportunidades de aprendizaje.

La Dra. Rosana Gogorza nos dice que sentirse bien es

“un idioma en sí mismo, que dependiendo de nuestras historias personales y laborales, tuvimos mayor o menor posibilidad de aprender”.

El bienestar, “BIEN ESTAR”, nos desafía a conseguir el equilibrio y la coherencia para disfrutar del espacio que habitamos; a lograr una sensación de plenitud, un estado de satisfacción personal, evitando disonancias entre nuestro no estar bien, y nuestra calidad de vida; a no desconectarnos de nosotros mismos, porque permanecemos en ciertos espacios o conservamos algunas relaciones, que no están en sintonía con nuestros principios. Autoconocernos es la clave, tratar de bajar el distrés, ante situaciones disonantes; a ser “sugestionables positivamente”, pensando proyectos que nos desafíen y situaciones que nos hagan bien, teniendo más tiempo libre, sintiendo gratitud; a tener en cuenta la salud integral protegiendo nuestro cuerpo (a través de una rutina de descanso, una alimentación saludable, tomando dos litros de agua, moviendo el cuerpo, aunque sea barriendo con más energía, dando una vuelta a la manzana, bailando), nutriendo nuestra mente (focalizándonos en una sola tarea con información dosificada; la mente necesita descansar; dejar en nuestra agenda 15 minutos para “no hacer”, no dejaremos de ser productivos, revaloricemos el momento de la pausa), escuchando nuestras emociones y cultivando nuestro espíritu.


Evitemos entonces, el envejecimiento prematuro de nuestro cerebro, adoptando ciertas conductas como por ejemplo, evitar estar en estado de alerta permanente, lo que aumenta el nivel de cortisol; reconocer los síntomas del síndrome de Burnout o “cerebro quemado”, mayoritariamente en mujeres y en profesiones en las cuales se está en relación con personas (salud, educación); generar una rutina de sueño, cuyo éxito es no poner el despertador y levantarse solo; y recordar que el trabajo y la vida personal están cada vez más relacionados, por eso, es importante el bienestar colaborativo.

Una vida con bienestar y de calidad, es la aspiración de todo individuo, como padres, docentes, hijos, amigos, colegas, debemos lograrla.


Entonces, ¿cómo enseñar a ser felices? Son pocos los colegios a nivel mundial, que incluyen en su proyecto educativo una “cátedra de la felicidad”.

Pero por qué no aprovechar esta vuelta a las aulas, que nos presenta un desafío pedagógico importante, para enseñarles a los alumnos a construir su felicidad. No es el éxito lo que generará felicidad; este es una consecuencia. Podemos ayudarlos por ejemplo a pensar en las situaciones que vivieron durante el 2021 y sacar lo positivo de ellas para convertirlas en oportunidades; a establecer buenas relaciones sociales; que se sientan bien consigo mismos; a ser creativos; a estar más motivados. Lograr que desarrollen una personalidad para ser felices. Es todo cuestión de animarse y de intentarlo.


Cómo dice Sir Ken Robinson:

“No existe un sistema de educación en el mundo que sea confiablemente mejor que sus docentes”.

Deseamos que este año podamos ser un poco más felices cada día.


¡Hasta el próximo artículo!


Patricia E. Aldini y Antonela Milia

 

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