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FINALMENTE VOLVIMOS A LA ESCUELA EN PLENA PANDEMIA

Actualizado: 30 abr 2021

En pocos días se cumplirá en Argentina, un año de uno de los desafíos más grandes a los que debió someterse la humanidad, enfrentar una pandemia. Nos quedamos en casa llenos de incertidumbre y debimos inventar lugares para cumplir con todo aquello que hacíamos en escuelas, oficinas, universidades. El home office dejó de ser una alternativa “esnob” de algunas empresas, para pasar a ser la única manera de estudiar y trabajar. Debimos amigarnos con la tecnología buscando opciones de comunicación, Zoom, Google Classroom, Microsoft Teams, Moodle, Aula en Casa, Meet, Blackboard, Edmodo, Edu 2.0 y tantas otras plataformas, transformaron nuestras vidas cotidianas, en películas hollywoodenses. Fuimos protagonistas de cumpleaños, casamientos, comuniones, como única alternativa de encuentro y siempre con la esperanza de que esa, era la última vez. Para los niños y jóvenes, la pantalla que hasta ahora había significado recreación, fue la clave para aprender, para sociabilizar con sus pares, para reconocer en la realidad de otros, su propia realidad. Los roles habituales se diversificaron, padres que preparaban la comida de sus hijos mientras repasaban las tablas de multiplicar, los horarios usuales se modificaron, acostarse y levantarse tarde, se había convertido en una norma, que nos permitía vivir en una atmósfera vacacional constante. El absentismo fue costumbre inevitable. La difícil realidad de las familias fue conciliar educación, trabajo, incertidumbre y en algunos casos, duelo.

Hoy, más entrenados, tenemos otro gran desafío, volver a nuestras actividades con los mismos temores, con más necesidades, huérfanos de sociabilización, sin abrazos, con distancia, pues es necesario poner en práctica todo lo aprendido y para ello, hay que devolverle vida a nuestras vidas.


Importantes estudios como los realizados por SAVE THE CHILDREN, advierte que las medidas de aislamiento social por el COVID-19, pueden provocar en los niños trastornos psicológicos permanentes como la depresión.

A continuación, te compartimos algunos puntos destacados de dichos estudios.


Tras semanas de confinamiento en muchos países del mundo y de medidas de aislamiento como el cierre de colegios, necesarias para frenar la expansión del Covid-19, Save the Children ha entrevistado a más de 6.000 niños, niñas y familias en Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y el Reino Unido para conocer cómo está afectando esta emergencia a su estado emocional y psicológico. La investigación revela que prácticamente uno de cada cuatro niños sufre ansiedad por el aislamiento social y que muchos de ellos corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión”.

Save the Children señala que los sentimientos de impotencia, soledad y miedo a la exclusión, el estigma o la separación de los seres queridos son comunes en cualquier epidemia, pero advierte de que la falta de juegos al aire libre, así como el estrés prolongado, el aburrimiento y el distanciamiento social pueden provocar en los niños y niñas problemas de salud mental”.

“A pesar de que varios países han comenzado a desbloquear gradualmente las medidas de aislamiento, muchas escuelas permanecen cerradas, afectando a casi 1.300 millones de estudiantes en todo el mundo. Save the Children alerta de que este distanciamiento social y la imposibilidad de ir al colegio, deja a los niños y niñas que sufren violencia o pobreza, en una situación especialmente vulnerable”.

“Las personas que están al aire libre de manera habitual tienen una actividad más baja en la parte del cerebro que se enfoca en las emociones negativas repetitivas. Esta es una de las razones por las que la infancia puede desarrollar sentimientos negativos o incluso depresión durante el confinamiento dentro del hogar”, advierte Anne-Sophie Dybdal, experta en Protección Infantil y Salud Mental de Save the Children.

“Las encuestas realizadas recientemente por Save the Children en Estados Unidos y en varios países europeos, reflejan cifras preocupantes sobre la salud mental de muchos niños y niñas. Por ejemplo, en Finlandia, 7 de cada 10 menores participantes en el estudio, tenían ansiedad y el 55% sentía fatiga. En el Reino Unido, casi el 60% de los niños y niñas que hizo la encuesta temía que un pariente pudiera enfermar y en Alemania 3 de cada 10, estaban preocupados por no poder terminar el curso escolar. En Estados Unidos un cuarto de los entrevistados sentía ansiedad”.

“En España, donde Save the Children entrevistó en el inicio de la crisis a casi 2.000 familias con pocos recursos, en 4 de cada 10 hogares los niveles de estrés y problemas de convivencia habían aumentado, en buena medida por las malas condiciones de habitabilidad y el tamaño reducido de las viviendas”.

"Tengo miedo. Es una pandemia y las cosas están infectadas. Mi madre sale a trabajar y me da miedo, explica Karla, de 11 años, de Nicaragua. Save the Children también ha hablado con niños y niñas de este país y de Indonesia, donde los resultados fueron similares: la mayoría de los menores afirmó tener miedo a contagiarse o que los miembros de su familia enfermaran por culpa del coronavirus”.

“No podemos subestimar el impacto que la pandemia está teniendo en la salud física y mental de los niños y niñas. Están sufriendo muchos cambios, de alto impacto, en un periodo de tiempo muy pequeño. Debemos actuar ahora, si queremos evitar problemas mentales a largo plazo”, añade Anne-Sophie Dybdal.

“En este sentido, Save the Children hace un llamamiento a todos los gobiernos para que en la respuesta a la crisis por el Covid-19 prioricen e inviertan en la educación y en la salud física y mental de todos los niños y las niñas, especialmente en la de aquellos menores que viven en países en vías de desarrollo y/o afectados por conflictos. La organización insta a los líderes mundiales a que:

  • Los niños y niñas tengan acceso a servicios de apoyo durante y después de las medidas de confinamiento. Se debe priorizar el trabajo de los trabajadores sociales, incluso clasificándolos como servicios esenciales, para que tengan los recursos y la capacidad para hacer su trabajo.

  • Las escuelas, los servicios sociales y las autoridades supervisen a la infancia durante los periodos de aislamiento. Esto incluye garantizar que la educación online y a distancia sea accesible para todos los niños y niñas, y que contenga mensajes sobre salud, higiene y seguridad.

  • Las familias y los profesores deben recibir apoyo para mantener la estructura y la rutina de los niños y niñas, para mantenerles involucrados en las actividades de juego y aprendizaje.

  • Se establezcan mecanismos para la detección temprana de posibles problemas de salud. Los cambios repentinos en el comportamiento, la tristeza persistente, la preocupación excesiva, la falta de concentración, los problemas para dormir o el agotamiento pueden derivar una depresión”.

 

En definitiva ha llegado la hora decisiva para el mundo, países con más o menos recursos, algunos en guerra, otros cautivos de la naturaleza salvaje, o sometidos a fuertes creencias religiosas, países pequeños o de grandes extensiones territoriales, todos, absolutamente todos, estamos convocados por el sentido común y la necesidad, para darle a nuestros niños y jóvenes la oportunidad de asistir a su clase más importante… “Abran las carpetas, no se olviden de poner la fecha, tema del día: Finalmente volvimos a la escuela en plena pandemia”.






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